El Ministerio del Coordinador del Grupo de Oración Carismático
El Señor llama a ciertos hermanos y les confía la gran responsabilidad de guiar el pequeño rebaño del Grupo de Oración.
¿Cuáles son las cualidades de un buen Coordinador?
1) Es un vínculo de unidad y amor, tratando siempre de imitar al Buen Pastor (Jn.10:7-16).
2) Alimenta las ovejas con el mejor pasto. (La Palabra de Dios).
3) Busca la oveja perdida; sana la que esta herida; guía a la desorientada; escucha la confundida y protege la atacada por el lobo, (el diablo).
4) Vive por el ejemplo de humildad de Jesús (Fil. 2:5-11). Presto para la reconciliación y dispuesto tanto a perdonar como a pedir perdón.
5) Cuida con gran celo la identidad “Carismática” del Grupo de Oración.
6) Provee la libertad necesaria para la expresión de carismas y ministerios en el Grupo.
7) Utiliza el conocimiento colectivo (Equipo Timon; servidores; el consejero espiritual de la parroquia; los lazos diocesanos y otros antes de tomar decisiones. (1Tes.5:21).
8) Aprecia las cualidades de los demás servidores y alaba discretamente sus actuaciones.
9) Cuida de la salud espiritual del Grupo, interviniendo o previniendo en situaciones que puedan causar división.
10) No se parcializa a favor ni en contra de ningún servidor. Esto puede ser un gran foco de división.
11) Sabe delegar funciones conforme a las necesidades del Grupo y la capacidad del Servidor.
12) Se preocupa por crecer en el conocimiento de:
a) La Biblia
b) Lo que enseña nuestra Iglesia Católica (Nuevo Catecismo y otros documentos).
c) La literatura sobre la Renovación Carismática (su significado, su historia, sus organizaciones, y los elementos que la componen).
El buen servidor y fiel siempre está preparado por adelantado para los momentos inoportunos de desaliento, cuidando su condición espiritual. Por lo tanto no dejemos de orar, ayunar, leer la Palabra de Dios y siempre asistiendo a la Eucaristía, y a las reuniones y actividades de la Renovación.
Ministerio en la Renovación Carismática Católica.
1. El Llamado a Servir
La Biblia no hace distinción entre convertidos y servidores, al contrario asume que quien haya dicho “sí” al llamado de Dios, entra automáticamente a su servicio. En cuanto a esto, la Palabra de Dios nos dice: “Todo esto es la obra de Dios, quien por medio de Cristo nos reconcilió consigo mismo y nos dio el encargo de anunciar la reconciliación” (2 Cor. 5:18).
Es el Señor quien llama primero. “Mira, yo estoy llamando a la puerta; si alguien oye mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaremos juntos” (Ap. 3:20). ¡Que importante es saber esto!, pues en nuestros momentos de dificultades, no nos desanimamos sabiendo que “El que nos llama es fiel y cumplirá todo esto”. Tengamos en cuenta que su llamado originalmente se remonta a nuestro nacimiento. Nos dice el apóstol Pablo: “Pero Dios, que me escogió antes de nacer y por su gran bondad me llamó, tuvo a bien hacerme conocer a su Hijo, para que anunciara su evangelio entre los no judíos”.
La palabra “servir” tiene tres significados mayores:
ADORAR OBEDECER TRABAJAR(obras)
orar guardar los mandamientos interceder
alabar guardar la santidad usar sus dones
cantar dejarnos guiar por el Espíritu Santo
meditar someternos a las autoridades
congregarse
De estas tres áreas la mas difícil de cumplir es la obediencia. Sigamos el ejemplo de Jesús, que por su humillación Dios le dio el más alto honor y el más excelente de todos los nombres.
¿Cómo responder a su llamado?
El te llama así como tú eres. Jesús no les dio a los apóstoles un entrenamiento especial para empezar a servir. Sólo dijo: “Síganme, y yo haré que ustedes sean pescadores de hombres”. En otras palabras, los entrenó por el camino.
Ya Dios ha hecho su parte: te llamó a salvación, dándote una nueva vida en Cristo Jesús; te hizo parte de su pueblo, y ahora eres verdadero hijo(a) de Dios; te ungió con su Espíritu, y te hizo un testigo del poder de Dios; y te ha equipado dándote las herramientas (sus dones) para la construcción del Reino.
Ahora nos toca a nosotros honrar ese llamado: manteniéndonos fieles; amándole, por que El nos amó primero; cumpliendo responsablemente con el trabajo que nos ha confiado; y asumir responsabilidad personal por nuestra propia formación, sin tener que estar dependiendo “siempre” de lo que me puedan enseñar los demás.
Cuando creas que ya has hecho mucho por el Señor acuérdate de estas palabras: “Por mas que haga para El, siempre estaré en deuda con El”.
2. El Ministerio del Coordinador del Grupo de Oración Carismático
El Señor llama a ciertos hermanos y les confía la gran responsabilidad de guiar el pequeño rebaño del Grupo de Oración. ¿Cuáles son las cualidades de un buen Coordinador?
1) Es un vínculo de unidad y amor, tratando siempre de imitar al Buen Pastor (Jn.10:7-16).
2) Alimenta las ovejas con el mejor pasto. (La Palabra de Dios).
3) Busca la oveja perdida; sana la que esta herida; guía a la desorientada; escucha la confundida y protege la atacada por el lobo, (el diablo).
4) Vive por el ejemplo de humildad de Jesús (Fil. 2:5-11). Presto para la reconciliación y dispuesto tanto a perdonar como a pedir perdón.
5) Cuida con gran celo la identidad “Carismática” del Grupo de Oración.
6) Provee la libertad necesaria para la expresión de carismas y ministerios en el Grupo.
7) Utiliza el conocimiento colectivo (Equipo Timon; servidores; el consejero espiritual de la parroquia; los lazos diocesanos y otros antes de tomar decisiones. (1Tes.5:21).
8) Aprecia las cualidades de los demás servidores y alaba discretamente sus actuaciones.
9) Cuida de la salud espiritual del Grupo, interviniendo o previniendo en situaciones que puedan causar división.
10) No se parcializa a favor ni en contra de ningún servidor. Esto puede ser un gran foco de división.
11) Sabe delegar funciones conforme a las necesidades del Grupo y la capacidad del Servidor.
12) Se preocupa por crecer en el conocimiento de:
a) La Biblia
b) Lo que enseña nuestra Iglesia Católica (Nuevo Catecismo y otros documentos).
c) La literatura sobre la Renovación Carismática (su significado, su historia, sus organizaciones, y los elementos que la componen).
El buen servidor y fiel siempre está preparado por adelantado para los momentos inoportunos de desaliento, cuidando su condición espiritual. Por lo tanto no dejemos de orar, ayunar, leer la Palabra de Dios y siempre asistiendo a la Eucaristía, y a las reuniones y actividades de la Renovación.
3. El Ministerio de Predicación.
Todos los ministerios que ejercemos en nuestro servicio al Señor son importantes. Sin embargo, hay algunos que requieren un cuidado especial como lo es el ministerio público de la Predicación de la Palabra.
Vamos a asumir que el Señor nos ha llamado y nos ha dado el don para ejercer este ministerio. Los buenos frutos serán la mejor medida para confirmar éste llamado. En muchos casos no se ven estos buenos frutos por las siguientes razones:
1) No hemos reconocido la diferencia entre el don de Predica y el don de Enseñar. ¿Que nos dice la Biblia al respecto? “Cuando Jesús terminó de dar instrucciones a sus doce discípulos, se fue de allí a enseñar y anunciar el mensaje en los pueblos de aquella región”. (Mt.11:1). También dice: “Y él mismo concedió a unos ser apóstoles y a otros profetas, a otros anunciar el evangelio y a otros ser pastores y maestros”. (Ef. 4:11). La predicación evangelística va dirigida al corazón para la conversión, mientras que la enseñanza va dirigida a la mente para el crecimiento espiritual del que escucha. No ministremos con los dones que el Señor no nos ha dado.
2) No estamos respaldando el mensaje con un buen testimonio de vida, perdiendo así la autoridad para hablar.
3) No somos hombres y mujeres de oración, y humildes para escuchar la voz de Dios. Se ha dicho con mucha razón: “nadie puede hablar a los hombres de Dios, si antes no le ha hablado a Dios de los hombres”.
4) No nos hemos sometido en obediencia a nuestros superiores y líderes de la Iglesia.
5) No estamos leyendo y estudiando la Biblia y otros libros para ensanchar nuestros conocimientos.
6) No estamos predicando un mensaje de fe y victoria, sino un mensaje de dudas y derrotas.
7) Estamos condenando al pecador en vez de al pecado.
8) Estamos llenando nuestros mensajes con chistes y comentarios mundanos.
9) Estamos alabando a nuestros hermanos en Cristo por los dones que el Señor les ha dado. Los dones siguen siendo del Señor, y toda la Gloria es para él.
10) Estamos adulterando el mensaje de Dios, acomodándolo para qué el pueblo escuche lo que le gusta oír, en vez de lo que Dios quiere decirles.
11) Estamos cobrando por predicar. Si nos dan una ofrenda la recibimos, y si no nos dan nada demos gracias a Dios también, pues ya el Señor nos ha recompensado.
12) Estamos cayendo en el hábito de mentir o exagerar durante la predicación.
El enemigo de las almas va a atacar incansablemente a los que predican la Palabra de Dios. No temas, pues El mismo que nos llamó, nos guardará y nos dará fuerzas para resistir. Cumplamos fielmente nuestro llamado, “El que los llama es fiel, y cumplirá todo esto”. (1 Ts. 5:24).
4. El Ministerio de Música.
El canto espiritual es una parte integral en las reuniones de oración. No se debe ver esta música simplemente como un tiempo de entretenimiento y pasar un rato alegre. Más bien esta música debe tener una meta para que pueda alabar a Dios como Él se merece y ayude al grupo que ora. El canto es uno de los medios más efectivos para expresar la adoración, la acción de gracias y la alabanza en la comunidad. En la Renovación Carismática, desde sus comienzos, se descubrió su misión importantísima y se ha venido usando con una riqueza, variedad y provecho admirables. El canto para que realmente sea oración, debe ser expresado con el corazón; con una pureza de motivaciones que sean la mas pura alabanza (Col. 3:16). Toda motivación de exhibicionismo y satisfacción propia destruye el fin del canto religioso. El significado de la letra es muy importante, si queremos hacer del canto una oración. Hay cantos con palabras difíciles en su pronunciación o significado que nos desvían de la tranquilidad del espíritu. Evítese cantar cantos con un mensaje que esté fuera de la verdad, como nos enseña la Palabra de Dios. La letra del canto nos debe llevar más bien a “hablar con Dios”. Demos lugar al “canto inspirado”. Este es un canto espontáneo, donde Dios usa a alguna persona que con una letra y melodía sencilla va envolviendo suavemente a los demás en oración a Dios.
Si el Grupo de Música es sensible al Espíritu, puede:
1) Reconocer que el que está animando en el Grupo de Oración en ese momento, es el que está en control. Es esta persona quien indica (ya sea por señas o diciéndolo) cuando cantar y si el canto es suave o rápido. Esto es para evitar que el ministerio de música domine y controle la actividad.
2) Empezar con cantos de alabanzas y preferiblemente conocidos, para qué el pueblo pueda participar.
3) Tratar de acomodar cantos que se ajusten a los temas del momento como: perdón, invocación al Espíritu Santo, conversión, comunión fraternal, agradecimiento, invitación a la oración, entre otros.
4) Evitar cantos demasiados largos, pues estos cansan y además quitan tiempo al horario del servicio.
5) Mantener los instrumentos musicales en un volumen que se permita escuchar claramente la letra de los cantos; pues es más importante escuchar el mensaje de la letra, que el sonido de los instrumentos.
Es un error pensar que lo mas importante para admitir una persona nueva al equipo de música es su habilidad y talento natural para cantar y tocar un instrumento. Estos criterios son válidos pero no ocupan el primer lugar. Es mas bien la entrega al Señor y la unción del Espíritu Santo la mejor medida para admitirlo al Grupo. El líder no necesariamente tiene que ser el mejor músico del Grupo, o aquel que sabe leer música. El líder es más bien aquel que además de tener oído musical, pueda mantener la unidad del Grupo, por su carácter, espiritualidad y responsabilidad. En una sencilla definición de lo que es música, podemos decir: “El arte de combinar los sonidos de la voz y los instrumentos, de suerte que produzcan deleite al oído”. Que mejor agente que el Espíritu Santo para lograr esto.
5. Ministerio de Interseción
El Catecismo de la Iglesia Católica en el numeral 2634 dice: “La intercesión es una oración de petición que nos conforma muy de cerca con la oración de Jesús. Es el único intercesor ante el Padre a favor de los hombres, de los pecadores en particular” (Ro. 8:34 y Heb. 7:25).
Añade el numeral 2635: “Interceder es pedir a favor de otro, es desde Abraham, lo propio de un corazón conforme a la misericordia de Dios”.
El servidor debe estar atento a las necesidades de los demás. La oración del justo puede mucho (Stg 5:16) e igualmente cada servidor necesita la oración de los demás (Col. 4:3). Debemos ofrecer oraciones intercesoras por:
a) Todos los que están en autoridad (Tim. 2:2).
b) Los que sirven al Señor (Fil. 1:19).
c) Quienes nos persiguen (Mt. 5:44).
d) Los que nos abandonan (2 Tim. 4:16).
e) Por los enfermos (Stg. 5:14).
f) Por todos los hombres (1 Tim. 2:1).
Todo cristiano, por ser cristiano, y aunque no sirva públicamente está llamado a interceder por los demás para que vengan a los pies de Cristo. La Biblia claramente dice: “Por lo tanto, el que está unido a Cristo es una nueva persona. Las cosas viejas pasaron; se convirtieron en algo nuevo.Todo esto es la obra de Dios, quien por medio de Cristo nos reconcilió consigo mismo y nos dio el encargo de anunciar la reconciliación”. (2 Cor. 5:17-18).
Todos tenemos un llamado a la intercesión, pero algunos son llamados al Ministerio de Intercesión. ¿Quiénes podrán hacer este trabajo efectivamente?
CUALIDADES BASICAS PARA EL MINISTERIO DE INTERCESIÓN
a) Tener la convicción (fe) de que Dios escucha y contesta sus peticiones a favor de los demás.
b) Tener un gran amor y compasión por los demás, y ser sensible a sus sufrimientos.
c) Su mayor interés no es su propia persona o reputación; sino la Gloria de Dios.
d) Tener conciencia de la importancia del Espíritu Santo como vehículo en la comunicación con Dios.
e) Tener su vida sacramentalmente en orden.
f) Ser obediente a Dios, a la Iglesia, a sus pastores y líderes.
g) Congregarse regularmente.
h) Tener conocimientos bíblicos básicos para poder orar conforme a la voluntad de Dios.
Una oración de intercesión hecha con fe, humildad y compasión, puede tocar profundamente el corazón de Dios y traer una gran bendición para el pueblo de Dios.
6. El Ministerio de Liberación
El ministerio de liberación no es un ministerio separado, sino que va unido al ministerio de evangelización. “La Iglesia se mira así misma como enviada por Cristo a predicar el Evangelio a todas las criaturas y proclamar que el Hijo de Dios, por su muerte y resurrección nos ha liberado del poder de Satanás y de la muerte; y nos ha llevado al Reino de su Padre”. La misión de la Iglesia espera que al proclamar la Palabra, ésta vaya acompañada con señales milagrosas, incluyendo la liberación (Cf. Mc.16:14). Satanás es el gran enemigo de Dios que obstaculiza nuestro encuentro con el Señor. Por lo tanto debemos conocer su forma de proceder, para estar prevenidos para sus ataques y asumir responsabilidad para combatirlo.
La actividad maligna de Satanás tiene varios grados:
La tentación – Las tentaciones que provienen directamente del demonio, como las de Cristo
en el desierto, pueden conocerse por su astucia, por su fuerza e insistencia y por la manera repentina y violenta como se presentan.
Oposición – Satanás y sus espíritus malos tratan de prevenir la predicación del Evangelio. El
enemigo trata de bloquear, para que personas vengan al Señor o evitar el crecimiento espiritual
de los cristianos.
Opresión – La acción satánica de manera parcial sobre algunas áreas de nuestra persona.
Aquí las personas experimentan ataques compulsivos en uno o más aspectos de su conducta
personal, como: drogas, alcohol, sexo, depresión severa y tendencias suicidas.
Posesión – La ocupación del cuerpo de una persona por Satanás, él cual ejerce dominio directo sobre el mismo, de suerte que el endemoniado deja de tener domino total o parcial de sus
actos. Es ésta posesión total cuando el exorcismo es adecuado.
Todo bautizado debe orar por sus hermanos, pero se debe discernir con prudencia cuando se trata de sanación interior o de oración por la liberación de espíritus malignos. Confrontarse con espíritus malos sin la debida preparación es una imprudencia que debe evitarse. En casos de posesión es recomendable consultar con el Párroco de la Iglesia o con algún sacerdote que puede proveer orientación o referencias y así proceder con cautela.
Recomendaciones
1) Los que forman un equipo de oración de liberación deben ser personas aprobadas en la fe (nunca recién llegados). Personas consagradas de buen testimonio de santidad dentro y fuera de la Iglesia; fieles a la asistencia de la Iglesia y obedientes a su autoridad; personas de oración; conocedores de la Biblia; maduras y emocionalmente equilibradas; prudentes; capaces de escuchar y trabajar en equipo; que no buscan llamar la atención sobre su persona.
2) Se debe pedir mucha sabiduría para poder discernir si estamos tratando con un caso de opresión maligna, o solo de un caso de enfermedad física, sicológico o emocional.
3) Durante la oración se debe evitar la gritería y el emocionalismo. El poder para liberar está en nuestra fe en Jesús.
4) La oración de renuncia es muy importante, pues la persona oprimida debe asumir la responsabilidad de hacer un pacto con Dios, indicando que no volverá a practicar la situación o volver al lugar que le causó la opresión.
5) Después de la oración de liberación, el equipo ha de cuidar que la persona siga recibiendo apoyo espiritual y creciendo en la vida cristiana.
7. Ministerio de acogida
A este ministerio de “acogida” también se le puede llamar ministerio de hospitalidad, de recibimiento o de bienvenida.
En este ministerio se manifiesta “una acogida cálida natural, ungida con el amor del Señor que reciben las personas. Es el mismo amor que les da el mismo Cristo a través de nosotros”. La Palabra nos dice: “Hagan suyas las necesidades del pueblo santo; reciban bien a quienes los visitan”(Rom.12:13).Esta acción de recibir a otros con amor se está manifestando mucho en las comunidades de la Renovación Carismática Católica, y en especial, en los Grupos de Oración.
Para explicar algunas de las cosas que se pueden hacer en este ministerio, uso como ejemplo el ministerio de acogida de nuestro Grupo de Oración, que es el que mejor conozco. A este grupo llegan todos los martes unas 200 personas y son recibidos en el auditorio de la escuela. Hay un ministerio de bienvenida, donde en una forma rotativa (incluyendo jóvenes), reciben a los asistentes en la puerta principal. Con entusiasmo y una sonrisa dan las buenas noches y la bienvenida al Grupo. Se les da la mano y a los mas conocidos un “beso santo”. Si llegan antes de empezar el Servicio se les sugiere ir a la cocina (que es también el lugar de la librería) y disfrutar de algún refrigerio. Los acomodadores no “forzan” pero proponen indicarles donde hay asientos disponibles. Antes de los testimonios y los anuncios el animador saluda al pueblo en general, y después mas específicamente a aquellos que nos visitan por primera vez. Se les pide ponerse de pie. Mientras están de pie se les reparte un tratado con una reseña del Grupo, los servicios que ofrecemos y teléfonos. El animador entonces dice: “Y este Grupo le dice a la visita” y todo el pueblo a coro responde: “Cristo te ama y yo también”. Cuando el pueblo responde en esta forma, está básicamente leyendo el banderín a espaldas del animador, que con letras rojas en un fondo azul dice: “CRISTO TE AMA Y YO TAMBIÉN”.
Es importante tener en cuenta que los participantes de este ministerio tengan el carisma de “acogida”, personas que aman verdaderamente a Jesús y se aman ellos mismos. Sólo así podrán mostrar el amor “ágape” a los demás, un amor realmente espiritual.
A veces creemos que una sonrisa y un saludo no son tan importantes, pero la verdad es que muchos vienen cargados de problemas, tristezas y amarguras y un recibimiento amoroso les puede cambiar su estado de ánimo.
Los que vienen al Grupo y no han tenido la experiencia renovadora del Espíritu Santo, podrán creer mas en el amor de Dios al ver como se aman los unos a los otros.”Si se aman los unos a los otros, todo el mundo se dará cuenta de que son discípulos míos” (Jn.13:35).
8. Ministerio de Animación
Definición Secular: Infundir vigor y energía moral a una persona.
Definición Bíblica: Motivar, aconsejar, advertir, consolar, confortar, alentar, fortalecer y predicar.
Dios nos da el poder de animar (Fil. 2:1) y también el don de animar como ministerio (Rom. 12:8)
ANIMACIÓN PASTORAL Y PERSONAL
1) El apóstol Pablo animaba a otros, para que animara a los demás:
a) Pidiendo a Tito a animar a los jóvenes a ser juiciosos y con autoridad (Tito 2:6; 2:15).
2) El apóstol Pablo animaba a otros directamente.
a) A la comunidad de Tesalónica como un padre con sus hijos (1Tes 2:11).
b) A los que viajaban con el en su viaje de Jerusalén a Roma (Hch. 27:22).
3) Pablo recoge los frutos de la animación:
a) Hay regocijo y buen ánimo en la comunidad de Corinto (2 cor. 7:4-7).
ANIMACIÓN EN EL GRUPO DE ORACIÓN
1) Cada Círculo de Oración necesita una persona para “animarlo”; es decir, una persona que tiene el ministerio (el trabajo) de guiar la oración.
2) El animador tiene que ser sumiso al Espíritu Santo, para que pueda guiar la oración como Dios quiere; por eso “la animación” es un “don”; es algo dado por el Espíritu Santo.
3) El ministerio de animación tiene varias metas:
a) Guiar al grupo a través de las varias formas de oración como: alabanzas, el silencio,
escuchar e intercesión.
b) Dar direcciones para que los que están orando puedan orar con claridad.
c) Mantener el buen orden y llevar el tiempo del horario.
d) Discernir si las cosas que suceden en el Grupo son de Dios, de hombres o de espíritus malignos, y aclararlo al grupo.
e) Proteger al Grupo de distracciones, deformaciones, confusiones y otras cosas que no son oración.
f) Resumir todo lo que pasa para que la gente se quede con el mensaje de lo que ha hecho el Espíritu.
4) El animador no debe trabajar sólo. Es aconsejable que tenga un equipo para que le ayude en el ejercicio de su ministerio. (Ej. Si el animador no tiene el don de lenguas, que sea ayudado por alguien que tenga este don durante las alabanzas).El animador debe evitar que la música domine el Grupo de Oracion. La música debe estar sometida a la animación.
5) El animador no es necesariamente el “pastor” del Grupo. Su responsabilidad es identificar quien tenga el don de animación.