MINISTERIO DE LA MUSICA.
El canto espiritual es una parte integral en las reuniones de oración.
No se debe ver esta música simplemente como un tiempo de entretenimiento y pasar un rato alegre. Más bien esta música debe tener una meta para que pueda alabar a Dios como Él se merece y ayude al grupo que ora. El canto es uno de los medios más efectivos para expresar la adoración, la acción de gracias y la alabanza en la comunidad.
En la Renovación Carismática, desde sus comienzos, se descubrió su misión importantísima y se ha venido usando con una riqueza, variedad y provecho admirables. El canto para que realmente sea oración, debe ser expresado con el corazón; con una pureza de motivaciones que sean la mas pura alabanza (Col. 3:16). Toda motivación de exhibicionismo y satisfacción propia destruye el fin del canto religioso. El significado de la letra es muy importante, si queremos hacer del canto una oración.
Hay cantos con palabras difíciles en su pronunciación o significado que nos desvían de la tranquilidad del espíritu. Evítese cantar cantos con un mensaje que esté fuera de la verdad, como nos enseña la Palabra de Dios. La letra del canto nos debe llevar más bien a “hablar con Dios”. Demos lugar al “canto inspirado”. Este es un canto espontáneo, donde Dios usa a alguna persona que con una letra y melodía sencilla va envolviendo suavemente a los demás en oración a Dios.
Si el Grupo de Música es sensible al Espíritu, puede:
1) Reconocer que el que está animando en el Grupo de Oración en ese momento, es el que está en control. Es esta persona quien indica (ya sea por señas o diciéndolo) cuando cantar y si el canto es suave o rápido. Esto es para evitar que el ministerio de música domine y controle la actividad.
2) Empezar con cantos de alabanzas y preferiblemente conocidos, para qué el pueblo pueda participar.
3) Tratar de acomodar cantos que se ajusten a los temas del momento como: perdón, invocación al Espíritu Santo, conversión, comunión fraternal, agradecimiento, invitación a la oración, entre otros.
4) Evitar cantos demasiados largos, pues estos cansan y además quitan tiempo al horario del servicio.
5) Mantener los instrumentos musicales en un volumen que se permita escuchar claramente la letra de los cantos; pues es más importante escuchar el mensaje de la letra, que el sonido de los instrumentos.
Es un error pensar que lo mas importante para admitir una persona nueva al equipo de música es su habilidad y talento natural para cantar y tocar un instrumento. Estos criterios son válidos pero no ocupan el primer lugar.
Es mas bien la entrega al Señor y la unción del Espíritu Santo la mejor medida para admitirlo al Grupo.
El líder no necesariamente tiene que ser el mejor músico del Grupo, o aquel que sabe leer música. El líder es más bien aquel que además de tener oído musical, pueda mantener la unidad del Grupo, por su carácter, espiritualidad y responsabilidad. En una sencilla definición de lo que es música, podemos decir: “El arte de combinar los sonidos de la voz y los instrumentos, de suerte que produzcan deleite al oído”. Que mejor agente que el Espíritu Santo para lograr esto.